La verticalidad del eje principal de la montaña, de la cima a la base, la identifica con el eje del mundo y, en lo anatómico, con la columna vertical. Por sus proporciones generalmente grandiosas, la montaña simboliza generosidad y abundancia.
Pero el simbolismo más profundo de la montaña es el que le otorga un carácter sagrado, refundiendo la idea de masa, como expresión del ser, y la verticalidad. Como el caso de la cruz o del árbol cósmico, el emplazamiento de esa montaña símbolo es un “centro” del mundo.
La montaña, corresponde con su forma, que, vista desde arriba, se ensancha progresivamente, al árbol invertido cuyas raíces están en el cielo y cuya copa, en la parte inferior, expresa la multiplicidad, la expansión del universo, la involución y materialización.
La cima de la montaña cósmica no sólo es el punto más alto de la tierra, es el ombligo de la tierra, el punto donde dio comienzo la creación (la raíz).